Carretera Austral | Coyhaique a Tortel

Impresiones de la ruta.

Comenzamos nuestro recorrido con el objetivo de realizar el tramo número dos de la Carretera Austral, que se considera su inicio desde Coyhaique y termina en Villa O’higgins. Para esto, es necesario llegar al aeropuerto de Balmaceda, nosotros para abastecernos durante el viaje, tomamos la decisión de pedalear 54 kms. a Coyhaique, donde conseguimos todo lo necesario para los próximos 500 kms que nos esperaba de ruta.
Al día siguiente comenzamos nuestro destino a Cerro Castillo, cruzando increíbles bosques y sorteando la intensa cuesta del diablo, es aquí donde se termina el pavimento y comienza el camino de tierra. Cerro Castillo es un  pequeño poblado que conecta con dos rutas, una a Chile Chico y la otra a Puerto Tranquilo que fue nuestro próximo destino. Pero antes no podíamos dejar de visitar Bahía Murta, un poblado pequeño a orillas del majestuoso Lago General Carrera. Ya en Puerto tranquilo navegamos con dirección a la catedral de marmol con sus increíbles formaciones. El otro atractivo de la zona es el glaciar exploradores que se puede conocer contratando viajes desde la zona.

Continuamos nuestro recorrido a Puerto Bertrand, hermoso poblado en el desagüe del Lago General Carrera, Aquí comienza el río Baker, transformándose en el río más caudaloso de Chile. Ya aquí se sentía en las piernas el cansancio de una ruta llena de repechos y calamina. Pero como cada mañana continuamos nuestra aventura con dirección a la ciudad de Cochrane, en esa ruta te puedes encontrar con la famosa confluencia del río Baker y el río Nef proveniente de la cordillera con unos colores únicos. Ya en Cochrane puedes encontrar nuevamente abastecimiento y hostales para tomar una buena ducha. Con miras a terminar nuestro recorrido, seguimos 100 kms al sur, al maravilloso pueblo de Caleta Tortel, con kms. de caminos de madera único en el mundo.

Para nuestra sorpresa, por el tiempo transcurrido y para asegurar un buen retorno a Balmaceda, decidimos finalizar aquí nuestra ruta, quedándonos sin conocer Villa O’Higgins, pero satisfechos con las maravillas que nos entrego la ruta y el placer de recorrer uno de los destinos más mágicos de Chile en dos ruedas.